VUELVEN OSCUROS AIRES
Contigo he conocido la dulce palabra demorada
y el aliento inicial de la noche cayendo sobre el árbol
con sus redes antiguas de canela y de dátil.
He tocado los limos iniciales de la tormenta,
la llama sometiendo su raudal de amapolas,
el molino y la uva, el salmo y el navío,
la cera de los cirios antes de las abejas,
todo cuanto es de hueso, de flor, de llamarada,
en esta certidumbre de tu clavo de lirios.
Adiviné tus candelabros rotos ante los pedestales
con la tarde muriendo en sus cobres profundos,
cuando apenas llegaba un gajo de ventisca
y una ciudad estática en el fondo del río.
En el ramo fugaz del calendario
siempre había un alfiler
esperando la rosa decisiva.
Y al pie de su azotado aroma te escuchaba.
Y decías:
toma la madrugada y su collar ambiguo
y una a una desprende las horas
como si llamaras a alguien por las letras.
Y decías:
deja que la luz corra en su arroyo de ámbar
y no preguntes por el primer acento de los pájaros.
Luz Machado
UN TERRIBLE ENMUDECIMIENTO
Dichoso quien se atreve a nombrary no teme embarrarse la boca de otras bocas,
herir la claridad que calla,
profanar la oscuridad que busca.
Náufrago del silencio,
extraviado en su hondura,
sin más arma que el mutismo de sus antepasados.
Dichosa la palabra que engendra otra palabra,
la que aún mutilada salta desde la sombra más antigua
y describe el terror de los enmudecidos.
acaso recogimos residuos ancestrales,
esa extrañeza al otro y su necesidad.
Hijos que perpetuaron el temor de los padres
atados al robusto alambrado de una casta
para no traicionar
aquella antigua fidelidad a la tristeza.
¿Qué vino es este que bebemos a solas
y llena nuestra boca de un llanto silencioso?
Destilar gota a gota su amargura,
hallar el frágil huesecillo de la estirpe
y no saber quebrarlo.
POEMA PARA ROGER McGOUGH
Una monjahaciendo cola en un supermercado
preguntándose
cómo sería comprar cosas para dos.
Adrian Henri
Escribiendo poemas
(custodiando conejos)
cada día
despejando la mierda
para tirarme
sobre la paja fresca
Tom Pickard