A los múltiples enredos del fútbol
-tanto dentro como fuera de la cancha – opongo estas once SAMBAS DE
ENREDO con el puro ánimo de celebrar no la Copa de Confederaciones
sino las conquistas del pueblo brasileño volcado a las calles, de
cuyas victorias parciales se habla y se escribe en estos días. Sin
ir más lejos, hoy pude leer con asombro y alegría dos noticias al
respecto: ”Protestas en Brasil dan resultado: menos corrupción y más educación” y ”El Senado de Brasil convierte el delito de corrupción en 'crimen atroz'. Ojala- digo yo-que ejemplos similares puedan darse en otras latitudes,
especialmente en Chile y España, cuyos ciudadanos no han dejado un solo día de protestar contra los abusos, la
corrupción y la desigualdad a los que se han visto sometidos.
En cuanto a Chile, no creo equivocarme
si sostengo que está convertido en el país de los escándalos a
todo nivel. Escandaloso es, por ejemplo, el hecho de que haya 10
candidatos de oposición (muchos de ellos, ”independientes”) a la
presidencia de la república; más que ”diversidad”, lo que aquí
hay es una franca atomización de la clase política de
centro-izquierda, incapaz de encontrar un mínimo común denominador,
es decir un progama consensuado con el cual competir con la
Derecha actualmente en el poder.
Por otra parte, de los abusos
sistemáticos contra los ciudadanos chilenos ha empezado a informarse más y
más. Entre las cuestiones más recurrentes, figuran el lucro en la
educación superior, la salud y las pensiones. Tanto el periodico
digital El Mostrador como el sitio web del Centro de Investigación Periodística (CIPER) han venido publicando noticias, columnas de
opinión y reportajes sobre estos temas. He aquí algunos: ”AFP: la piedra angular del modelo concentrador de riqueza en Chile”, ”El lobby y los encapuchados de cuello y corbata” (MOSTRADOR); ”El negocio de la educación en Chile" (CIPER).
Por último, se ventila en estos días
otro escándalo de proporciones: la destitución de Arturo Fontaine
del cargo de director del Centro de Estudios Públicos (CEP), en cuyo
ejercicio llevaba más de treinta años. Arturo Fontaine, novelista y
profesor universitario, ha sido definido como el hombre encargado de
”modernizar y civilizar a la derecha chilena ” (Héctor Soto, en
”El CEP ante otra etapa: ¿Y ahora qué?"). Yo humildemente
agregaría que quizás Fontaine sea uno de los pocos liberales
auténticos del país (existe el vergonzoso riesgo de que sea el
único). De su pensamiento abierto, alerta, receptivo e ilustrado
dan testimonio incontables artículos, ensayos, libros y ponencias a
los largo de estos últimos treinta años; entre lo más reciente yo
destacaría su participación en el seminario ”UNIVERSIDAD Y LUCRO”.
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